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Maus de Art Spiegelman

Siempre es difícil abordar una reseña sobre un libro, película, cómic o cualquier tipo de obra, que trate de acercar a quien la contempla, los horrores y atrocidades cometidas durante el Holocausto. Sin embargo creo que estamos ante un comic valiente y sincero, que nos acerca de de una forma distinta y muy personal a las penalidades que sufrió la población polaca. En especial la judía, durante la ocupación de Polonia país por parte de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.

Antes de empezar conviene apuntar que el contenido de esta reseña hace referencia a los aspectos meramente artísticos de la obra y a mi visión de ella como comic que trata de contarnos una historia. Tratando de no hacer referencia a aspectos históricos o políticos sobre una de los hechos más penosos y execrable de la historia, como fue la persecución y ejecución sistemática de seres humanos.

Cuando uno coge Maus por primera vez y ve que es literalmente un cómic en el que los buenos son ratones y los malos son gatos, cuando ve ese gato hitleriano con la esvástica en su portada, no sabe muy bien a que se enfrenta. Sin embargo, Maus es una de esas obrar que resulta un placer leer, No solo por la historia que cuenta (que resulta imposible que deje a nadie indiferente) sino por el modo en que la cuenta.

El Holocausto contado de una forma muy cercana

Es una obra que nos muestra en detalle el sufrimiento y la angustia de millones de personas ante los la destrucción desatada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Pero que por suerte, a pesar de su rigor y crudeza, no cae en la morbosidad de ser una sucesión de asesinatos y escenas morbosas y macabras. Sino todo lo contrario, demostrando que hay muchas forma de mostrar el sufrimiento, y trasladar esas sensación de desesperación y compasión al lector.

Lo mejor de Maus es como Art Spiegelman, su autor, cuenta de una forma tan personal que rápidamente te olvidas de que se trata de gatos y ratones y te pones en la piel, los ojos y los sentimientos que sus protagonistas. Por lo menos como me sentí yo. Fue como ser testigo de todo aquello, compartiendo su sufrimiento, pero sobre todo, desde el más profundo y sincero deseo de que todo acabase pronto y, en justicia, esos “ratones” recuperasen el control de sus vidas.

De hecho, en este comic Spiegelman nos cuenta la historia de su propio padre y de su familia. Quienes se vieron inmersos en aquellos tiempos nefastos y fanáticos en que valían más las bombas que las vidas.maus terror holocaustoOtro de los aspectos más humanos es que la historia es contada por el padre del Autor, Vladek Spiegelman, a su hijo, y durante el relato con todo lujo de detalles de una historia tan cruda pero relevante. Se encadenan momentos más mundanos de una persona de avanzada edad, con sus manías, virtudes y defectos, fruto o no, de ese pasado oscuro. Resultan muy reconfortantes porque son como un punto en que el lector puede descansar un poco y recuperar algo de tranquilidad, recordando incluso a muchas de las manías que pueden tener nuestros padres o abuelos.

Ganador de un Premio Pulitzer

De hecho, respecto de Vladek, resulta muy extraña la sensación que deja. Ya que pesar de haber sido víctima del holocausto, ya en su vejez se preocupe de cosas como contar pastillas, o hace hacer esta u otra reparación en la casa, o de sacarle defectos a su hijo. Desde la perspectiva de alguien que no ha vivido ese conflicto, pero que ha visto cientos de imágenes de ciudades arder o de millares de escuálidos cadáveres sacados en camiones de los campos de la muerte, se espera que esos recuerdos te sigan y marquen de por vida. Sin embargo resulta reconfortante que en buena medida Vladek consiguió rehacer su vida y estar pendiente de cosas más cotidianas, superando así el miedo y el horror.Maus gueto

Pero esto mismo, hace reflexionar al lector, entre otras cuestiones, acerca de la escasa memoria o de nuestra incapacidad como seres humanos para aprender de nuestros errores sobre temas que han marcado el mundo tal y como lo conocemos. Pero que actualmente pasan por alto incluso personas que lo vivieron, esto queda perfectamente reflejado en el Vladek. Quien a pesar de haber sido un judío polaco durante la ocupación nazi, durante su vejez tiene algún destello de re-prejuicio racial.

 

Así que en definitiva recomiendo Maus como una lectura muy estimulante e ilustrativa que captará al lector por su originalidad, pero sobre todo por su capacidad, por lo menos mínimamente, para hacer que veamos lo ocurrido como si nosotros mismo lo hubiésemos sufrido.

Si te ha gustado nuestra reseña y quieres vivir tú mismo la lectura de éste cómic, puedes conseguirlo AQUÍ.

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